Una de las primeras
cosa que me contó Azul, fue como dejó de ser un oso pardo salvaje para
convertirse en un oso azul familiar. La culpa la tuvo el duende del monte.
Azul había nacido en una montaña muy
alta cerca del mar. Cuando cumplió los tres años ya era un oso adulto. Pero
desde muy pequeño notó que no era un oso normal; soñaba y, al contrario de lo
que le pasaba a sus amigos, no le asustaba el ruido de los niños jugando en el
bosque.
-¿Puedes hacer que
me lleve el color del mar?- fue su única pregunta.
El duende cumplió sus deseos y por eso
su piel ahora es azul.
Inmediatamente le transporto a una
enorme juguetería, donde conoció a muchos otros animales que también querían
ser compañeros de algún niño. Antes de dejarle, el duende le explicó que era
muy importante elegir bien la persona con la que irse.
Después de varias semanas de espera,
entró en la juguetería un hombre algo mayor que enseguida captó la atención de
Azul. Ese hombre resultó ser mi abuelo. Yo acababa de nacer y el buscaba un
animal para regalármelo. Azul puso una sonrisa de oreja a oreja, encendió sus
ojos y se puso en pie para no pasar desapercibido. Consiguió su objetivo,
porque mi abuelo se fijó inmediatamente en él.
Lo primero que hice cuando le vi fue
darle un gran abrazo. Yo eso no lo recuerdo muy bien, pero Azul me repetía que
le sujeté con tanta fuerza que hasta que no me quede dormido no consiguieron
que me separara de él.
Desde ese día es mi compañero de mi
habitación. Ahora ya tengo catorce años y otros dos hermanos. Azul sigue en mi
habitación, encima de mi cama, guardándola hasta que yo me acuesto.
Es que mi osito me lo trajeron los Reyes cuando nací, se llama Blanquito y siempre me lo llevo cuando me voy de viaje porque me hace feliz. También tengo un tigre que se llama Tiger. Soy Héctor de 1ºC
ResponderEliminarSeguro que era un oso polar enorme y le pasaba algo similar a Azul; soñaba y no quería jugar sólo. Por eso el duende del polo le dijo a Blanquito que había un niño que se llamaba Héctor que sería feliz si se hacía su amigo. Hablaron con los Reyes y decidieron que se fuera a vivir a tu casa. Seguro que a tus padres también les costó separarte de Blanquito cuando le diste el primer abrazo.
Eliminar¡Tenemos que hacer que Azul y Blanquito se conozcan!
Hola soy Ariadna de 1ºC. Yo también tengo un osito que se llama Angelito y es muy bonito. La historia de Azul me ha gustado mucho.
ResponderEliminarPronto tendremos toda una familia de osos. ¡Qué bien!
EliminarHola, soy otra vez Celia de 1º E, a mi se me perdió una vez mi unicornio y estaba un poco triste pero lo encontré en el pueblo, en San Bartolo,
ResponderEliminarLa familia crece. Ya tenemos a Azul, a Blanquito, a Angelito, a Amor y, además, al tigre Tiger y tu unicornio que ha regresado. Por cierto, ¿cómo se llama el unicornio?
EliminarHola, soy Blanca de 1º B, el osito no se asustaba como mi perro Rufo. Rufo no es azul pero es muy valiente. Me gustan mucho los animales como el oso Azul. A mi me gustaría pintar a los animales de mi color favorito, el morado.
ResponderEliminarNos faltaba un perro. Asì que ya tenemos a Rufo. Cuando quieras pintamos a todos los animales de morado. Estoy muy contento de que ya seamos tantos. A seguir con nuestras aventuras
ResponderEliminarMi perro se llama Marrón y es amigo de Tiger, el mejor peluche de Oscar. Duermo con él y me protege de todos los peligros. Es tan grande que me puedo tapar con él por las noches.
ResponderEliminarHay cuentos que dicen que lo mejor de nosotros se convierte en nuestro animal de compañía. Es feliz cuando nosotros somos felices y se pone triste si algún día nos enfadamos. Es casi como si todos hubieramos nacido con un gemelo que respira con nosotros y come de nuestra comida. Y, como tú bien dices, lo mejor de todo es nos protege de todos los peligros porque en el fondo es el más fuerte de los dos.
EliminarMI AVENTURA CON MI AMIGO EL PERRO.
ResponderEliminarUn día de Navidad salí a la calle y me encontré a muchos animales: un perro, un gato y todos los demás animales que se pueden encontrar en un pueblo. Me hice amiga de todos ellos, pero, sobre todo, de un perro callejero.
Le pregunté a mis padres si me lo podía quedar, pero no me dejaron. El perro, que no tenía dueño, acabó desapareciendo y yo, entonces, empecé a echarle tanto de menos que no podía aguantar. Así que me escapé al bosque en su búsqueda. Allí corría mucho peligro, pero no tenía ningún temor porque había muchos animales amigos míos que me protegían.
Mis padres estaban muy preocupados, pero yo no podía hacer nada para volver a casa. ¿Sabéis por qué? Porque estaba muy lejos. Estaba tan lejos que casi se veía el mar.
Sin embargo, nunca perdí la esperanza de volver a casa con la ayuda de mis amigos los animales, sobre todo mi querido perro, que me fueron guiando a través del bosque hasta que encontré a mis padres.
Cuando mis padres me vieron volver, se pusieron tan contentos que me dijeron que me podía quedar con el perrito por el que tanto me había arriesgado y que me había ayudado a volver a encontrarlos. A partir de entonces he vivido feliz con mis padres, mis hermanos y el perro al que tanto quiero.
Milagros, 1º A.
¡Qué genial! ¡Estupendo! Con tu permiso y con algunos adornos le voy a convertir en nuestro tercer cuento. Así los demás también opinarán sobre él. Y por favor, ponle un nombre para que lo incluya en el cuento
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