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sábado, 12 de enero de 2013

Vierja y el unicornio (3)


         Todos sabemos que los unicornios son animales mágicos; y creemos que siempre han sido animales solitarios. Todos sabemos, como se señala en el libro “La verdadera historia del unicornio”, que es una raza especialísima, ligada a nosotros en amor y servicio; sabemos que sólo aquel que escuche de sus labios su nombre, podrá cabalgar sobre él.

         Lo que desconocemos bastante es que cada unicornio antes de convertirse en un animal mágico tiene un camino de aprendizaje que recorrer. Cómo cada uno de nosotros, tiene unos maestros que les enseñan y les protegen. Son los guardianes de los unicornios. Ellos son los encargados de darles el nombre.

         Orinis siempre fue un unicornio curioso. Escuchaba y estudiaba todo lo que le enseñaban. Pero lo que más le gustaba era adentrarse en el bosque para conocer nuevos amigos. En cuanto le dejaban un tiempo libre, dejaba la escuela y se adentraba en sus entrañas. Así descubrió que de siempre se pueden aprender cosas nuevas de los demás animales. Pero la lección más importante que aprendió es que nunca estaría sólo.

         En una de sus escapadas al bosque, su amiga Cablan, la liebre, mientras jugaban al escondite, se cayó al río. Orinis no sabía nadar muy bien, pero se lanzó en ayuda de su amiga. Tarde se dio cuenta de que había sido una mala idea. Porque en vez de sacarla, comenzaron a hundirse los dos. Pero en ese momento, aparecieron los guardianes y les rescataron. Comprendió que no había nada más importante que cuidarse y cuidar a los demás.

         Ese día se sintió orgulloso de haber nacido siendo un unicornio.

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